viernes, 30 de agosto de 2013

HERMANOS DE LA SANGRE


El jueves 29 de agosto asistí como lector de la tesis “Dejaron de ser niños para ser unos pinches chamacos. La violencia infantil y juvenil en el cuento mexicano contemporáneo”, que expuso y defendió con enjundia crítica Leticia García López, estudiante de la uacm en la licenciatura de Creación Literaria. Su tema de investigación, la violencia ejercida por infantes, niños y preadolescentes en la cuentística mexicana reciente, no sólo es original y propositivo, sino también esclarecedor en una circunstancia social terrible como la mexicana, donde el niño sicario se ha convertido en una institución más del tejido social.
Tal como documenta Leticia, quizá la literatura se haya adelantado a la configuración de la realidad por primera vez en la historia de este país, pues los cuentos que analiza la sustentante se publicaron hace dos décadas, es decir, antes de que salieran a la luz pública los casos de niños asesinos a sueldo que el narcotráfico y las mafias han alimentado para sus propósitos. O los que sin motivación aparente asesinaron a su familia.
Cinco relatos de igual número de autores tienen su ponderación literaria, responden a las plumas de Mónica Lavín, Francisco Hinojosa, Xavier Velasco, Antonio Malpica y Alberto Chimal: la ronda de generaciones, la vuelta de tuerca de la violencia, el retorno del mal en estos auténticos héroes de la inocencia perdida.
El añejo binomio literatura y violencia sustenta temas, tramas y traumas sociales entre nuestras literaturas, incluso conjeturalmente podría hacerse una división general de las formas de violencia que se encuentran documentadas en los cuerpos narrativos presentes o pasados: doméstica, física, psicológica, simbólica, estatal —ejercida legítimamente por el Estado— e incluso cataclísmica —por la desaforada templanza de la Naturaleza— y revolucionaria —por bandos en pugna, como en Los de abajo: los ejércitos rebelde y federal.
La violencia, cualesquier tipos de violencia, ejercido por niños, infantes o chamacos, había pasado desapercibida por la crítica, tal vez porque no había sido un fenómeno recurrente en la sociedad, pero el tiempo nos ha alcanzado y ya tiene su representación en el cine mexicano –nomás recuerden Los bastardos–, en el estadounidense ni se diga, donde podríamos entretejer un ensayo extenso con esta problemática. Afortunadamente llegó Leticia para enseñarnos a percibirlo y ponderarlo. De estas minucias literarias ayer parlamentó Leticia García López durante su examen profesional.
Los “pinches chamacos” ya nos esperan, pues en ningún cuento analizado, estos “ángeles terribles” recibieron un castigo, una pena o sanción por el crimen cometido. La impunidad se finca en su reino de ficción. ¿O será la realidad social lo que posibilita la falta de sanción?
Enhorabuena, Leticia, por la nueva cima conquistada.


Leticia García López, “Dejaron de ser niños para ser unos pinches chamacos. La violencia infantil y juvenil en el cuento mexicano contemporáneo”, tesis de licenciatura en Creación Literaria, México, uacm, 2013, 150 ff.