lunes, 23 de abril de 2012

ÁLBUM DEL SUR PROFUNDO

Quinta estampa
Lauro Zavala me escribe desde México: “Javier, disfruta tu estancia en Chile, un país donde la gente habla con entonación cariñosa, las banquetas son muy amplias, el transporte público se desliza con suavidad, y los estudiantes universitarios se organizan para exigir una educación más justa. Los libros para niños son muy originales y el paisaje es sorprendente. ¿Estás tomando fotos para subir a tu blog?” (22 de abril de 2012, 12: 50: 42 am). Naturalmente, le respondo, pasa a verlas.
Despierto en la mañana del domingo, recorro las cortinas de mi habitación y, apenas miro el paisaje de la plaza central, salgo corriendo a embullirme de neblina. Intensa, a ras de suelo y sobre el firmamento, una cortina manto embruma el horizonte.
No sé cuál sea la temperatura exterior, pero apenas transcurre media hora cuando ya debo volver al hotel, pues aunque camino aprisa, el frío me hace temblar, los tenis están húmedos y el viento azota con ráfagas heladas. Así que dejo la aventura para otro momento más cálido y regreso a cambiarme de ropa, un baño caliente y tazas de café en ebullición.
Ayer en cambio, tuvimos un sol esplendente, que permitió un asado en una casa situada en Springhill, a las afueras de Concepción, un barrio de clase media de altos contrastes sociales. Los anfitriones, Paulina Barrenechea y Pablo Angulo, se descocían en atenciones, alimentando la charla sobre el tiempo mexicano de ella, que por allá unos años; sobre los estudios culturales, los de él, que indaga los meandros de una revista cultural; sobre el tiempo actual chileno, para toda la mesa. Por la mano diestra de David, comimos el asado; por la discreta de Romy, la tardeada transcurrió amenamente.
Media hora antes del ocaso nos fuimos a una laguna cercana para que pasearan los hijos de mis anfitriones, Sofía Montserrat; el hijo de Romy, se llama Pablo, y el visitante pudiera conocer un pedacito del “paisaje sorprendente” chileno.
Volví al hotel con el tiempo justo para platicar con Nubia, mediante una telellamada, a quien le festejaron en familia su cumpleaños con una fiesta donde, me cuenta, estuvieron sus amigas y amigos de la escuela, primos y primas adorados, tías y tíos predilectos, abuelas maternales.
Corazón, otro día, otro año más contigo. Felicidad en el año ocho de tu vida.

Por otra parte, los talleristas del seminario afinan su lápiz. Véanse los tres ejemplos siguientes generados a partir de dos estímulos de escritura (violencia y lolitas):

NO ME VA A CREER

Elisa Morales Silva

Frente a él inclino mis rodillas, lloro, ruego, imploro misericordia. Me quejo y le pido explicaciones, le suplico que no me deje, que ya basta de tanto sufrimiento. ¿Por qué yo? ¡Quítame la vida! Me mira con indolencia; veo la hora. Me voy rápido antes que Jesús llegue a la casa y vea que no estoy. No me va a creer que estaba en la iglesia.


FANTASÍA

Carmen Gloria Tapia
Señorita Durán, ¡ya pasó el recreo, siéntese aquí donde mis manos la vean!

PLACER

Pía Aldana
Intentó, mas no pasó lo que esperaba. Curioso —dijo en voz alta— y volvió a probar, primero dos veces con la palma de la mano, luego un par de veces más con el dorso, finalmente con uno de sus hombros, el derecho, pero tampoco. Desalentada retrocedió y evaluó las circunstancias, decidió entonces que había algo distinto, que quizá eran esas ropas las que ya no le iban, sonrió y comprendió todo. Ella, Alicia, no volvería a cruzar por el espejo.


Parque Laguna Grande, San Pedro de la Paz.
Foto: Romy Garcés Hernández, periodista y profesora chilena.