martes, 23 de agosto de 2011

SELVÁTICA

Informe sobre mí mismo
Ayer lunes, hace cuatro semanas, finalizó mi año sabático, concedido por la universidad para la que trabajo desde hace siete años, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Se trata del primero que disfruto en mi vida de trabajador, suministrado como derecho laboral.
En qué invertí ese tiempo dilatado, me preguntaron mis amigos y colegas. Yo les respondo hosco para qué quieren saber, lo mejor será dejarlo así, por aquello de las resistencias, la envidia o el odio, pero si insisten les comento que logré —como reconocimiento mayor— mi ingreso en el SNI con el nivel I, la manufactura de un cuarteto de libros, la publicación de ensayos en revistas y libros colectivos, la firma de un contrato editorial con una universidad regional para la publicación de mi libro de ensayos (Ocaso de utopías), que recogerá una década de escritura ensayística, además de mi participación en congresos regionales, nacionales e internacionales, aparte de dirigir un florido conjunto de tesis para diversos grados y temáticas en universidades mexicanas e internacionales.
Aquel año pasado aproveché también para diversificar mi presencia en los medios, así que acepté cada invitación a la radio, la prensa, la TV o internet, aunque descuidé ciertamente mi blog, pero hoy le doy continuidad a mi añorada bitácora con este informe parcial de año sabático. Digo parcial pues el resto de la información, siendo pública o de acceso público, se encuentra en la oficina universitaria que se encarga de gestionarla. Para conocer las menudencias a ella deberán dirigirse.
Ese tiempo me sirvió de igual modo para apaciguar mi salud, atendiendo a la calidad de vida en aspectos descuidados como fueron la alimentación, el descanso y la vida social. El coche lo dejé por ahí arrumbado, con riesgo de su maltrato o robo, pero no le pasó nada fuera de lo habitual. Mi ganancia redituó en descanso y ahorro, que fueron considerables, y no se diga la carga de estrés ahorrada, suministrada mientras uno transita motorizado por la ciudad.
Finalmente, durante mi permanencia en la ciudad, conviví habitualmente con mi familia, hija y mujer, además de mi madre y hermanos, quienes gustan de la comida buena, abundante y condimentada con sus picores. La vida en tertulia asimismo la disfruté, frecuentando la comilona de los viernes en el Centro Histórico, que se organiza en torno a la figura de Armando González Torres, el poeta y ensayista que le da vida desde hace tiempo, quien para animarla convoca a editores, periodistas, narradores y poetas, además de otros miembros de la república libertaria de las letras y las artes.
La relación de actividades académicas, culturales y de divulgación colma unos cuantos folios en el informe oficial rendido; sin embargo, esto me gustaría compartir en la bitácora, con los amigos y lectores del Miretario.
Queda entonces el cuatario convidado.



FOTO: Omar Meneses, 2011, que pertenece a la segunda de forros de su libro Historia y vida, de inminente publicación, con texto liminar de JP.